sábado, 3 de marzo de 2012

Algo inesperado

Tras aquellas calles de Firenze, tras aquel mundo que habla cantando, tras aquella feria de chocolate y pizzerias mi movil sonó. La llamada que hace tiempo que estaba esperando por fin llegó. A las 3.30 en las puertas del Duomo veo aparecer a una mujer embarazada con dos niños y su marido. Siento que el corazón me late deprisa y que no puedo parar de sonreír. Miles de sonrisas y abrazos se intercambian entre nosotros. Los necesitaba. Necesitaba ver a esos dos niños rubios de ojos azules llenos de vida, de felicidad. Necesitaba palpar la tripa de esa mujer embarazada, sentir como algo increible puede nacer dentro de un ser humano. Algo que dentro de nada tendrá vida. Ya era hora de que nos encontráramos en este país, donde llevas viviendo casi 11 años. Debo admitir que todavía sigo llorando en las despedidas, lo siento. Pronto podre volver a disfrutar de esos niños que hablan castellano con acento italiano y de mi futura ahijada. Gracias por aquella tarde, os necesitaba.

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