lunes, 13 de mayo de 2013

Estuve, estoy y estaré.




Buenas noches para comenzar este largo discurso de algún modo. He esperado todo un día para poder ser la última. La espera se me hizo larga y a la vez, se me ha pasado exactamente 13 minutos. La cosa es que dicen que más vale tarde que nunca y que las cosas buenas se hacen de esperar. Por todo esto y mucho más comienzo:

Querida tu. Hace exactamente tres años que mi avión aterrizo con magia en Irlanda, concretamente, Cork. La historia se repita una vez tras otra y nos une siempre. Ese avión decía: air lingus con destino Cork, y un trébol dibujado. Ese viaje era forzado, no quería volver a Irlanda sin los del año 2008. No me hacia la idea, es más, me aterrorizaba pensarlo. Caí en picado allí, llorando los primeros días y sonriendo como nunca antes, al tercer día, tu apareciste en el gimnasio de ese colegio como si por arte de magia se tratara. ¿Quién iba a decir que tu ibas a aparecer a 1430km de tu casa como si nada? Pues si, allí apareciste y conocí a alguien que formaría parte de mi vida de algún modo. El tiempo pasó volando y el adiós fue muy duro de asimilar. Sin embargo llegaron más. Barcelona estaba presente en todo momento, nuestros queridos catalanes y con ellos, impecables personas a las que se le sumaban muchas otras. Un cremitas muy cremoso siempre daba la tabarra, el trío calavera italiano, nuestro guapísimo alemán y una chiquitaja pegaba berridos. Si esa eres tú. Una niña que no levantaba un palmo del suelo (como yo) y con mucho carácter!


La cosa pintaba bastante bien y ese viaje supuso un antes y un después en mi vida. La llegada era dura pues en España ya no se perdía el autobús, tampoco había un supermercado llamado tesco, ni pennys ni un dunnes, helados original 99, un htv, un tomas Brown al que no podíamos ni entrar por la economía, tampoco existía lluvia ni mal tiempo (en mi caso). El bingo ya no estaba, tampoco la bolera ni las carreras de galgos, los partidos de futbol entre diversas nacionalidades menos y paisajes bonitos habían pasado a ser tierra seca y un calor infernal (en mi caso otra vez). Se acabo comer muffins y bocadillos en nuestro subway, los yogures muller, las tostadas con mantequilla del desayuno, nuestros “lunchpacks”, las cenas a las 6 de la tarde, los “meeting points”, los autobuses numero 6 y los smoothies brillaban por su ausencia en este país y sobre todo, ya no estaban ellos a esa misma hora, las nueve, en la puerta del colegio.


Era necesario saber de esas personas. De abrazos y de un “os queremos” en el aeropuerto para los que tuvieron que andar muchos kilómetros. Llantos y más llantos protagonizaban el final del verano y la necesidad de volver era ya una obsesión. Tú te encontrabas en el norte y los demás, repartidos por la península por no hablar de otros países. Hola, que tal? Cada uno tenía su vida.
Paso el año sin más, echar de menos era algo inevitable. Algunos daban señales de vida y otros desaparecías den mapa. Esa era la única realidad. Pero siempre había alguien presente. Repito, siempre. Ahí estaba ella, tu, intacta y permanente.


Pasaban los años e Irlanda nos volvía a unir. Aparecía de pronto, sin más. Primero la sorpresa era en Irlanda pero además pasaste a convertirte en alguien capaz de aparecer en cualquier lugar. Exactamente el día de la Mona, de la comunidad Valenciana. Consiguiendo una lagrima mía caída de la emoción. Vivida en directo. Tú apareciste por la puerta y mi corazón comenzó a ir a cien por segundo, por no hablar de tu inesperadísima aparición el año pasado para la graduación. Qué hacía allí? Era mi gran pregunta.


Hoy por hoy, tan solo me encuentro aquí, en mi mismo lugar, en tu segunda casa, Pilar de la Horadada, para decirte que yo no tengo esa capacidad tuya de aparecer en cualquier lugar así de la nada, que ya sabemos que estas hecha una trotamundos, pero tengo la certeza de acordarme siempre de ti. De recordarte y echarte de menos. Y me encuentro en la obligación de, en este día tan especial, recordarte algo: estuve, estoy y estaré. Por ello, FELIZ CUMPLEAÑOS!
By: Ana Díaz

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