Aveces, quieres a alguien sin darte cuenta. Le miras sin querer, la vista se te escapa y con ella una sonrisa y entonces te preguntas ¿Puede ser? Y dices no, lo niegas, y lo seguirás haciendo sin darte cuenta.
Tienes miedo. Miedo a reconocer que te gusta el chico que se sienta delante tuyo, que cada vez que se gira sientes como el corazón te da un vuelco, el estomago se te cierra y el nudo de la garganta te presiona.
Estas perdida. Estas enamorada hasta las trancas.
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